lunes, 14 de mayo de 2018

EXPULSAR NO ES EDUCAR








 <Thomas Denegre Vaughtal lado de su padre en la Biblioteca de su residencia en Cuernavaca>



Expulsar no es educar

Una de las estrategias que utilizan los centros de educación universitaria  para mantener la disciplina de sus alumnos es expulsarlos. La expulsión se aplica, por ejemplo, cuando se descubre a algún estudiante fumando tabaco o, utilizando el teléfono móvil en el aula o con un six de cervezas en el auto o si llegaren a un examen toxicológico y salieran positivos. o si faltan al respeto de algún miembro de la comunidad educativa.
Este tipo de sanciones más que corregir el error de un menor puede llegar a agravarlo. Sé que quienes legalizan estas medidas punitivas son pedagogos y profesionales con mucha experiencia en el mundo educativo, pero quizás se olvidan de que todo mundo cree que la humillación y la crueldad no debe tener cabida en una institución educativa.
Hay que ponerse en la piel de quien es expulsado y, sobre todo, como decía mi padre en los zapatos del otro, en el caso, del adolescente.
En muchas ocasiones me dirigí a las autoridades de Preparatoria en esta UVM para expresarles mi preocupación de que la amistad entre mi hijo y una compañera de grado superior se extendía hasta el seno de mi hogar y de que en varias ocasiones se quedaba la chica a dormir en el lecho de la alcoba de mi hijo.

Me percaté de que ambos jóvenes estaban muy enamorados y de que su idilio era sincero y comprendí que era no sólo inútil sino perjudicial negarle a la compañera de mi hijo la entrada a mi casa. Por eso, acudí a los principales directivos de la Preparatoria de la UVM Campus Mérida, para rogarles que propiciaran una reunión con los padres de la amiga de Thomas para platicar sobre este noviazgo y que me ayudaran a enfrentar esta situación unilateral,  que me angustiaba. No pudieron hacer nada porque las reglas les impedía invadir la privacidad de los padres de la muchacha. Así que en virtud de que no tenía modo de contactarlos, careciendo de sus teléfonos y dirección, los encuentros se hicieron, inclusive, más frecuentes.

Presumo que alguien debe haber comentado la situación a ellos, los progenitores de la novia, ya que repentinamente dejó de hacer visitas a Thomas y éste entró en un estado de desesperación. Su conducta se deterioró y de repente me percaté de que una botella de brandy español  había desaparecido  y casi de inmediato, al día siguiente recibí la llamada de la señora Directora de Preparatoria para anunciarme que mi hijo estaba expulsado y que le estaba obligando a salir del plantel conduciendo su automóvil. Le respondí que de ningún modo permitiera que el menor saliera manejando, a lo que ella contestó, a su vez, que su estado no era de aguda intoxicación  y que quienes detectaron que tenía aliento alcohólico consideraron que había bebido moderadamente, pero que lo retendría hasta que yo pasara por él.<el abuelo paterno de Tom--sentado-- junto a un bibliófilo>

Así es que el hecho fue que tomó un poco de brandy en un lugar prohibido.

Que esto lo hacía como un montaje escénico para llamar la atención de su novia y hacerle ver que su ausencia lo tenía desesperado al grado de transgredir normas que conocía perfectamente. Ese show, ese acto teatral disparó en su contra la expulsión. La novia que estaba em el campus, fue a consolarlo.

En efecto, en todo el país, una de las estrategias que utilizan los centros de educación secundaria y preparatoria para mantener la disciplina de sus alumnos es expulsarlos. La expulsión se aplica, por ejemplo, cuando se descubre a algún estudiante fumando tabaco o con aliento alcohólico, o, peor, con un resultado positivo de una prueba antidoping, utilizando el teléfono móvil en el aula o si faltan al respeto de algún miembro de la comunidad educativa.
Más que corregir cualesquiera de esos errores cometidos por un menor, pueden llegar a agravarlo. Ceo que quienes legalizan estas medidas punitivas son pedagogos y profesionales con mucha experiencia en el mundo educativo, pero quizá les falte lo más difícil: ponerse en la piel de quien es expulsado y, sobre todo, sentir en carne propia que el infeliz está sufriendo una severa depresión y expresa con esa conducta su desesperación.
<Julian, hermano mayor de Tom, en la bibioteca que administra>
Por eso, ilustres pedagogos han llegado a la conclusión que sigue:
En ningún caso pueden imponerse medidas correctoras que atenten contra la integridad física y la dignidad persona
 La expulsión solo es eficiente si humilla, pero la humillación la siente quien ya está arrepentido de su error, por tanto es innecesario echar más leña al fuego.
La violencia no se acaba con más violencia y el fuego no se apaga con más fuego.
Hay estudiantes a los que les da igual o hasta se alegran de no verse obligados a asistir a clase. Esta es la razón que convierte la expulsión en un acto coercitivo sumamente inefectivo, que debería ser evitado en el ámbito educativo.
En ningún caso pueden imponerse medidas correctoras que atenten contra la integridad física y la dignidad personal del alumno.
Hay alumnos muy arrepentidos que sienten la expulsión como un ataque a su dignidad.  Entiendo que hay reglas en la UVM y que hay que cumplirlas. Sin embargo, quien hizo la ley hizo una trampa basada en la ambigüedad, dado que el principio citado arriba trae consigo la siguiente consideración:
El alumnado no puede ser privado del ejercicio de su derecho a la educación y, en el caso de la educación obligatoria, de su derecho a la escolaridad.
Los que expulsan, los que dictan el ostracismo en contra de un muchachito que todavía no sabe tantas miles de cosas, es un crimen. ¿Cómo saber si el estudiante estudia en su periodo lectivo si incluso está prohibido que asistan a clase? ¿Estos legisladores de la SEP, han sido profesores alguna vez? ¿Entienden algo sobre el oficio de educar? ¿Son conscientes de sus dislates?
Expulsar significa “echar a una persona de un lugar, como se echa las cenizas en el cenicero o los rastrojos al fuego O MIS PROPIAS CENIZAS A LA MAR AL DÍA SIGUIENTE DE MI DECESO…. Echar es un verbo que, en el ámbito educativo, solo se debe conjugar con personas cuando nos falten, no cuando nos sobren o molesten. A un buen educador no le sobra nadie, y mucho menos un alumno problemático con quien deberá trabajar estrategias que hagan de él un buen ciudadano.
En vez de tantos millones de PESOS empleados en la compra de computadoras o ampliación del inmueble, el dinero debería ir a profesionales de la psicología educativa y a formar un idóneo profesorado. Si no es así estaremos construyendo una sociedad insolidaria, carente de humanidad y adicta a la expulsión emulando los reallity shows de la telebasura.
I.- Hay quienes sostienen que la expulsión pretende hacer partícipes a los padres en la educación de su hijo: trasladarles el paquete y que se enteren de que los actos de éste –el alumno expulsado-- no son algo que se queda y resuelve en el instituto.
II.- Y en el caso,  intenté resolver en el instituto el problema del noviazgo que fue la chispa que engendró el incendio. Si hubiera hablado con los padres de la chica a lo mejor se hubiera evitado que ésta rompìera abruptamente sus lazos de amor con mi hijo, obligada por sus padres….
Relativamente eficaz, porque al “expulsado” no le sirve de lección, no sólo por lo humillante sino por la crueldad de ignorar su situación sentimental, moral, de enamorado frustrado, sino que en vez de ponerse al día, a trabajar más para recuperar el tiempo perdido, experimenta un vivo rechazo a la escuela y le hace reflexionar sobre las crueldades y actitudes de “nada nos vale ni nos importan las consecuencias de los actos del expulsado.” Esta reflexión cínica de una maestra, de que el ostracismo, para aquellos expulsados que no tienen interés en el estudio, supone, al menos, un respiro para muchas clases, maestros y “buenos” alumnos, resulta escalofriante por su cruda crueldad. “Me dan mucha pena los chicos que ven mermada su enseñanza por la atención de los casos de estos delincuentes”.
Tales expresiones polarizadas me llevaron a hacer una encuesta entre algunos alumnos preparatorianos, y cuyo extracto cito, a continuación[1]:

1.    Además, la expulsión pretende hacer partícipes a los padres en la educación de su hijo: trasladarles que los actos de éste no son algo que se queda y resuelve en el instituto, dice otro maestro de la UVM, Y POR EL CONTRARIO, YO HE ACUDIDO A LA ESCUELA A BUSCAR APOYOS, COMPRENSIÓN Y SOLUCIONES, a pesar de que soy un adulto mayor y que no gozo de plena salud.

2.     En primer lugar, indico que usaré el término persona, porque me parece más apropiado que el de alumno, puesto que en la Unviersidad, ocurren dos cosas: nos formaremos en lo que es nuestra “vida académica”, nuestros conocimientos, pero más importante es el hecho de que empezamos a formarnos como personas.
He ledo que la educación de una persona depende de los profesores y de la familia. Esto realmente es mucho más amplio, puesto que la educación de una persona, depende también de las amistades, los medios de comunicación… el entorno en general.
Pero a lo que vamos como ya he dicho es a analizar si una expulsión puede llegar a ser necesaria en la formación de una persona. Y eso es lo que pierde el expulsado: amigos, personas que le agradan y le ayudan y maestros que le han ayudado durante los cursos.
Creo que cuando un alumno comete una falta hay muchísimos factores a tener en cuenta. Por ejemplo, como han dicho antes que yo, hay alumnos y alumnos. También pierde la oportunidad de seguir estudiando porque no es tan fácil saltar de una escuela y lograr inscribirse en otra. Estoy en contra de la expulsión, Creo que se les pasó la mano con Tom…
  1. Cuando un alumno comete una falta, desde mi punto de vista, hay que tratar la situación, de una forma u otra, pero nunca con una expulsión, puesto que eso, de cara a la persona responsable de esa expulsión, no es otra cosa sino “escurrir el bulto” y lavarse las manos de cara a lo que supone la educación de esa persona.
    Lamentablemente, un triste caso cierto es que hoy en día, muchos profesores, maestros, educadores (Llámenlo como quieran), solo se ven como un simple funcionario más, que tras su jornada, vuelve a casa y se olvidan del expulsado y, maestros, eviten caer en esa irresponsabilidad, porque jamás en esta vida he visto que darle la espalda a un problema sea la solución.
    Que nadie se llame a engaño. Cuando se comete una falta, hay que asumir las consecuencias. Pero ojo con las consecuencias. Hay que tener en cuenta lo que ese alumno, esa persona en particular, y por supuesto, tener en cuenta en qué grado esa persona puede estar pagando las consecuencias. Porque sé, que en el caso de Thomas, su padre quisiera meterlo en una escuela militarizada pero resulta que no hay correspondencia entre los estudios que se llevan a cabo aquí en la UVM, y los de ese instituto. Y, en todo caso, LO ESTÁN HACIEDNO PERDER TODO UN AÑO DE BACHILLERATO, con la mano en la cintura.
    Por supuesto no estoy diciendo que un profesor tenga que encargarse de decidir cómo tiene que pagar un alumno un error cometido. Pero hay algo claro y es lo siguiente: CUANDO UNA PERSONA SE CAE, HAY QUE AYUDARLA A LEVANTARSE, Y POR SUPUESTO, NUNCA ECHARLE MÁS PESO ENCIMA, porque si no, esa persona podría no levantarse nunca.
Por último, creo que la idea de psicólogos en los institutos es muy buena, de cara como ya he dicho a AYUDAR a un alumno que ha cometido un error para que pueda seguir adelante, y nunca dejar que una persona se hunda.
No pretendo aludir a nadie, simplemente quiero que vean, que debemos tener la cabeza en nuestro sitio y AYUDAR a esos alumnos que lo necesitan. Seamos capaces de echar una mano al que lo necesita y no de echarle peso encima. Así, conseguiremos ser mejores personas, dormir en paz cada noche, y además conseguiremos algo por lo que luchan los gobiernos: una educación mejor para las personas que nos suceden, pero que aparte de ser buena en materias y contenidos, ayude a esas personas a ser un poquito mejores.
  1.  Creo que en nombre del “derecho ideal a la educación” de unos pocos se hace un daño tremendo e irreparable al “derecho real a la educación” la gran mayoría. Soy partidario de la expulsión.  Cuando se expulsa a un alumno se le está enseñando algo importantísimo, algo básico que sus compañeros ya saben: “El que no cumple unas normas mínimas de convivencia dentro de una sociedad es apartado de ella.”
    ---La idea es muy sencilla pero los alumnos expulsados no la conocen. Los maleducaríamos si no somos capaces de enseñarles ni siquiera esto. La expulsión es la mejor manera de hacerlo. Y que vean cómo se las ingenian para salir del bache. Que el padre sea octagenario y no pueda educarlo bien, pues ni modos…

  1. Eso que tienen algunos maestros  de pensar que en la clase comienza la educación y cuando se termina se ha acabado, desde mi punto de vista es erróneo. Quizás deberíamos pensar los profesores antes de actuar que al alumno al que regañamos o expulsamos, por un momento, podría ser nuestro hijo. Muchas cosas cambiarían, muchos modos de relacionarnos con los alumnos, puesto que como todos sabemos el amor mueve montañas y qué pena que los profesores no nos demos cuenta de ello. En el caso de su hijo, pues el amor movió una montaña de regaños, llamadas de atención y unos severísimos castigos. También es cierto que la educación está como está, existen muchos profesionales que no tienen amor por lo que hacen y olvidan que la emoción positiva es el inicio de la necesidad de aprender. Si generamos emociones negativas expulsando al alumno, ¿qué va a querer aprender?.
    Y para terminar haría una última reflexión: el profesor en el ejercicio de su labor profesional no debe olvidar que ante todo tiene vocación de servicio y debe darse y vaciarse por los alumnos llegando a todos, conociendo su corazón, sólo así va a existir emoción. No debe discriminar ni etiquetar a los alumnos como buenos y malos. Todos deberían llegar a ser excelentes.
  2. Por cada alumno expulsado debería expulsarse a un diputado
  3. Los profesores están para sancionar y nunca para privar de un derecho que tienen los alumnos:  la expulsión no es la razón para corregir hay otros modos…
    también hay que ponerse en los zapatos del alumno son educadores no verdugos.
  4. Me uno a los que no están de acuerdo con los procedimientos irregulares de las expulsiones…durante 20 años he trabajado de docente… y jamás he tenido ésta necesidad incoherente, que solo demuestra que no sabemos gestionar las situaciones que nos están presentando, las necesidades, los intereses de los estudiantes…recuerden que tanto los hospitales, las iglesias y las escuelas se destinan hacia los necesitados, hacia los enfermos, hacia los pecadores…NO TENEMOS ESE DERECHO…comparto que la tecnología no mejorará nuestro nivel de formación… hoy más que nunca tenemos que procurar cultivar muchos más los valores de la convivencia, del amor, del respeto, de la tolerancia, de la paciencia iniciando especialmente por una enorme cantidad de docentes, que lo único que les interesa es tener estatuas en los salones de clases y trasladar de un clic la información en los estudiantes…vaya rollo el que tenemos en manos…¿quieres estudiar la carrera del Magisterio?… prepárate mucho, psicológica, emocional, humana y académicamente… hoy en día campean muchos solo en la última…bueno es lo que tenemos. Termino diciendo no a las EXPULSIONES O SUSPENCIONES, como algunos la maquillan.[2]
  5. Soy madre y abogada: por esa doble condición tengo bien presente que el derecho a la educación, como derecho fundamental que es solo puede ser regulado por ley, y que por tanto, la medida de expulsión sólo puede ser adoptada dentro del marco de un expediente sancionador y por los motivos que en la propia legislación vigente se detallan sin que la universidad , ni mucho menos los profesores, puedan adoptar esa medida – que es sancionadora y en ningún caso educativa – de espaldas a los procedimientos legalmente establecidos. los educadores que argumentan que al que no respeta las normas de convivencia se le expulsa de la sociedad, y que eso deben aprender los alumnos exhiben un talante totalitario preocupante y anacrónico, y además desconocen lo que es educar. Espero que los profesores de mis hijos no opinen igual….tal vez los expulsados del sistema educativo, siguiendo su propia argumentación, deberían ser ellos.[3]
  6. En fin todas las personas expulsadas, no nada más en la escuela si no en sociedad, ya sea por status social u otra cosa, están fregadas.. En pocas palabras es cierto no hay malos alumnos porque hay malos maestros, pero ¿por qué esta ahí ese mal maestro?--.  por qué otro qué está peor, lo puso a dizque enseñar y a dictar  puras medidas absurdas e injustas., Los pobres muchachos salen de la escuela para entrar a un mundo que les es ajeno, porque no están preparados para trabajar por falta de conocimiento que les niegan en la uni. Ya la pagarán con Dios.
  7. No estoy de acuerdo con la expulsion del alumno del plantel educativo ya que, definitivamente  le causan un daño más grave aún . Esto se debe a que el alumno conciente de sus actos se arrepíente,  pero ya es muy tarde y claro después pasan los días en su casa sin hacer nada y se siente muy humillado por la expulsión y no le será fácil obtener buenos trabajos aunque se haya arrepentido . Por lo contrario lo empujan hacia la trampa nuevamente y claro el exalumno cae nuevamente pero ahora ya no tendrá ayuda para salir de este enredo .
    Y los encargados de educarlos se quitan los problemas de las manos siendo que su deber era ayudarlo  psicológica y pedagógicamente. 
  8. Esto es denigrante! ¿Qué queremos enseñarles a nuestros hijos? El poder lo resuelve todo tapando sus “asuntillos”, mientras que un adolescente arrepentido merece la máxima sanción de aqui a la eternidad…
Ver las imágenes de origen 
  1. Hay que tener en cuenta que la expulsión de un alumno deriva de una cadena de sucesos… por el ejemplo un estudiante para ser expulsado primero debería de haber pasado por lo menos por cuatro advertencias, la primera hablar personalmente con tal alumno, segundo, comunicar a los padres las faltas del adolescente; si no logra corregirse la escuela procede a sancionar mediante una suspensión de sus labores escolares de 1 a tres días, si el estudiante reincide en sus faltas se suspende por 4 a 8 días; por último,  a pesar de que el estudiante y los padres han sido citados y luego de haber hablado con ellos el  estudiante no se apega a las normas establecidas por el reglamento interno y avaladas por el Ministerio de Educación entonces recién el alumno es expulsado del centro escolar.. Pero, recuerde que esto sucede en otro país, muy distinto al suyo… Ahora si la falta es demasiado grave, el alumno es expulsado definitivamente. pero esos son casos especiales, tal como portar armas, agredir físicamente a sus compañeros o profesores, etc. Hechos delictivos que conlleven automáticamente a la separación de los estudiantes en forma definitiva.
  2. Ni me pregunte: SOY UNA MADRE INDIGNADA CON LA EDUCACION EN ESTE PAIS.
  3. La expulsión no es educar, claro que no, se educa a los alumnos que merecen ser educados, la expulsión elimina a los alumnos no deseados, y debe ser usada solo como último de los recursos ya que antes de la expulsión debe analizarse si el alumno puede ser reconvenido y que logre seguir por el camino de aprendizaje.
  4. La verdad es una estupidez expulsar a un alumno de una institución ¿porque? Porque todos creen que exultando hasta la máxima penalización  , la odiosa expulsión, algo que era como un simple castigo, hacen mucho bien al pobre estudiante.-..pero NO! No sirve de nada expulsar a un alumno que es “problemático” porque se supone que para eso es la escuela: para poder regularizarlo; no sirve de nada que lo expulsen porque será peor no harán nada en todo el día, todos los días, y, sí, no aprenderán nada, pero en fin eso es lo que pensamos muchos de nosotros. Já Mostrar un gran alegría, no caber en sí de gozo: EXULTAR EN EXpulsar, somos grandes, poderosos, somos LA Autoridad, ja, ja… [4]
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17.               Es indignarte de que en pleno siglo XXI tome decisiones personales arbitrarias el director para poder expulsar a los alumno de la institución. Los directores están capacitados para poder resolver problemas y no para generar problemas; con esta actitud que le encanta expulsar a alumnos genera en la sociedad que los estudiantes se dediquen a otras actitudes negativas cuando debe buscar estrategias de cómo cambiar actitudes negativas de los estudiantes, haciendo charlas con especialistas de la salud y otras que puedan ayudar a los estudiantes a solucionar estos problema.  El director será mas competente cuando solucione problemas como profesional; pero lamentablemente el director cree que así como actúa es el mejor doctor.
  1. Le contaré mi caso:  el año pasado fui expulsada por llevar sustancias alcohólicas a la escuela; .eso fue en la última semana de clases.  Yo no quería irme de la institución, entonces hablé con mi mamá para que fuera con la máxima autoridad de la institución.  Estuve expulsada, todo el mes y para que me volvieran aceptar llevé una carta donde afirmé que me comprometía a tener una buena conducta y mejorar la parte del rendimiento académico.  Después de insistir, me aceptaron,  pero con condiciones. A mitad de año me tuve que salir ya que en mi país el que reprueba en los dos primeros parciales tiene que salir de la institución y recuperarse en la “escuelita”. Escuelita es para todos aquellos que reprueban y se tiene que ir todo el año para recuperarse, pero en la “escuelita” no se aprende de la misma manera que en la Universidad.  Entonces también me salí. Pero hablé con mi mamá y le dije que iba a repetir el año.  Entonces, fui al colegio para PRE-matricularme pero resulta que dijeron que no me iban a aceptar por qué me dieron una oportunidad y no la aproveché. Sí, fallé en la parte académica pero les demostré que mi disciplina mejoró mucho. Según me dicen, privar a un joven de la educación escolar, en Preparatoria, es un delito y precisamente, es lo que me está haciendo esa mala institución.
  2. Este pais no avanzarà nunca con profesores quejicas sin paciencia y llorones, con poca motivación que solo quieren chicos- estatuas . Nunca se ponen en el lugar del adolescente y abusan de su autoridad.
  3. no estoy de acuerdo con la expulsión, eso no es educar es desentenderse del problema. Gran parte de los profesores de hoy en día dejan mucho que desear y no son educadores: son funcionarios a quienes  les importa un pepino los alumnos. Sólo van a pasar el mes regaladamente, no quieren tener problemas: los EXPULSAN! …y a cobrar. Es de vergüenza los profesionales de la educación que tenemos en España. ASI VA LA EDUCACION EN ESTE PAIS.



[1] No pongo comillas porque he intentado esclarecer y corregir algunos errores sintácticos o de expresión oral. No pongo nombres, aunque muchos mensajes están firmados y contienen dirección y teléfonos. Los datos resultan fidedignos por la diversidad de estilos y la  exposición de los casos individuales.
[2] Se trata de la opinión de un sacerdote.
[3][3] Sic, por correo electrónico. Se omiten nombres por obvias razones

[4] Sic, tal cual en mi correo electrónico.

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