Expulsar
no es educar
Una de las estrategias que utilizan los centros de educación universitaria
para mantener la disciplina de sus
alumnos es expulsarlos. La expulsión se aplica, por ejemplo, cuando se descubre
a algún estudiante fumando tabaco o, utilizando el teléfono móvil en el aula o
con un six de cervezas en el auto o si llegaren a un examen toxicológico y
salieran positivos. o si faltan al respeto de algún miembro de la comunidad
educativa.
Este tipo de sanciones más que corregir el error de un menor puede
llegar a agravarlo. Sé que quienes legalizan estas medidas punitivas son
pedagogos y profesionales con mucha experiencia en el mundo educativo, pero quizás
se olvidan de que todo mundo cree que la humillación y la crueldad no debe
tener cabida en una institución educativa.
Hay que ponerse en la piel de quien es expulsado y, sobre todo, como
decía mi padre en los zapatos del otro, en el caso, del adolescente.
En muchas ocasiones me dirigí a las autoridades de Preparatoria en esta
UVM para expresarles mi preocupación de que la amistad entre mi hijo y una
compañera de grado superior se extendía hasta el seno de mi hogar y de que en
varias ocasiones se quedaba la chica a dormir en el lecho de la alcoba de mi
hijo.
Me
percaté de que ambos jóvenes estaban muy enamorados y de que su idilio era
sincero y comprendí que era no sólo inútil sino perjudicial negarle a la
compañera de mi hijo la entrada a mi casa. Por eso, acudí a los principales
directivos de la Preparatoria de la UVM Campus Mérida, para rogarles que
propiciaran una reunión con los padres de la amiga de Thomas para platicar
sobre este noviazgo y que me ayudaran a enfrentar esta situación unilateral, que me angustiaba. No pudieron hacer nada
porque las reglas les impedía invadir la privacidad de los padres de la
muchacha. Así que en virtud de que no tenía modo de contactarlos, careciendo de
sus teléfonos y dirección, los encuentros se hicieron, inclusive, más
frecuentes.
Presumo que alguien debe haber comentado la
situación a ellos, los progenitores de la novia, ya que repentinamente dejó de
hacer visitas a Thomas y éste entró en un estado de desesperación. Su conducta
se deterioró y de repente me percaté de que una botella de brandy español había desaparecido y casi de inmediato, al día siguiente recibí
la llamada de la señora Directora de Preparatoria para anunciarme que mi hijo
estaba expulsado y que le estaba obligando a salir del plantel conduciendo su
automóvil. Le respondí que de ningún modo permitiera que el menor saliera
manejando, a lo que ella contestó, a su vez, que su estado no era de aguda intoxicación y que quienes detectaron que tenía aliento
alcohólico consideraron que había bebido moderadamente, pero que lo retendría
hasta que yo pasara por él.<el abuelo paterno de Tom--sentado-- junto a un bibliófilo>
Así
es que el hecho fue que tomó un poco de brandy en un lugar prohibido.
Que
esto lo hacía como un montaje escénico para llamar la atención de su novia y
hacerle ver que su ausencia lo tenía desesperado al grado de transgredir normas
que conocía perfectamente. Ese show, ese acto teatral disparó en su contra la
expulsión. La novia que estaba em el campus, fue a consolarlo.
En efecto, en todo el país, una de las estrategias que utilizan los
centros de educación secundaria y preparatoria para mantener la disciplina de
sus alumnos es expulsarlos. La expulsión se aplica, por ejemplo, cuando se
descubre a algún estudiante fumando tabaco o con aliento alcohólico, o, peor,
con un resultado positivo de una prueba antidoping, utilizando el teléfono
móvil en el aula o si faltan al respeto de algún miembro de la comunidad
educativa.
Más que corregir cualesquiera de esos errores cometidos por un menor,
pueden llegar a agravarlo. Ceo que quienes legalizan estas medidas punitivas
son pedagogos y profesionales con mucha experiencia en el mundo educativo, pero
quizá les falte lo más difícil: ponerse en la piel de quien es expulsado y,
sobre todo, sentir en carne propia que el infeliz está sufriendo una severa
depresión y expresa con esa conducta su desesperación.
Por eso, ilustres pedagogos han llegado a la conclusión que sigue:
En
ningún caso pueden imponerse medidas correctoras que atenten contra la
integridad física y la dignidad persona
La expulsión solo es eficiente si
humilla, pero la humillación la siente quien ya está arrepentido de su error,
por tanto es innecesario echar más leña al fuego.
La violencia no se acaba con más violencia y el fuego no se apaga con
más fuego.
Hay estudiantes a los que les da igual o hasta se alegran de no verse
obligados a asistir a clase. Esta es la razón que convierte la expulsión en un
acto coercitivo sumamente inefectivo, que debería ser evitado en el ámbito
educativo.
En
ningún caso pueden imponerse medidas correctoras que atenten contra la
integridad física y la dignidad personal del alumno.
Hay alumnos muy arrepentidos que sienten la expulsión como un ataque a
su dignidad. Entiendo que hay reglas en
la UVM y que hay que cumplirlas. Sin embargo, quien hizo la ley hizo una trampa
basada en la ambigüedad, dado que el principio citado arriba trae consigo la
siguiente consideración:
El
alumnado no puede ser privado del ejercicio de su derecho a la educación y, en
el caso de la educación obligatoria, de su derecho a la escolaridad.
Los que expulsan, los que dictan el ostracismo en contra de un
muchachito que todavía no sabe tantas miles de cosas, es un crimen. ¿Cómo saber
si el estudiante estudia en su periodo lectivo si incluso está prohibido que
asistan a clase? ¿Estos legisladores de la SEP, han sido profesores alguna vez?
¿Entienden algo sobre el oficio de educar? ¿Son conscientes de sus dislates?
Expulsar significa “echar a una persona de un lugar, como se echa las
cenizas en el cenicero o los rastrojos al fuego O MIS PROPIAS CENIZAS A LA MAR
AL DÍA SIGUIENTE DE MI DECESO…. Echar es un verbo que, en el ámbito educativo,
solo se debe conjugar con personas cuando nos falten, no cuando nos sobren o
molesten. A un buen educador no le sobra nadie, y mucho menos un alumno
problemático con quien deberá trabajar estrategias que hagan de él un buen
ciudadano.
En vez de tantos millones de PESOS empleados en la compra de
computadoras o ampliación del inmueble, el dinero debería ir a profesionales de
la psicología educativa y a formar un idóneo profesorado. Si no es así
estaremos construyendo una sociedad insolidaria, carente de humanidad y adicta
a la expulsión emulando los reallity shows de la telebasura.
I.- Hay quienes sostienen que la expulsión pretende hacer partícipes a
los padres en la educación de su hijo: trasladarles el paquete y que se enteren
de que los actos de éste –el alumno expulsado-- no son algo que se queda y
resuelve en el instituto.
II.- Y en el caso, intenté
resolver en el instituto el problema del noviazgo que fue la chispa que
engendró el incendio. Si hubiera hablado con los padres de la chica a lo mejor
se hubiera evitado que ésta rompìera abruptamente sus lazos de amor con mi hijo,
obligada por sus padres….
Relativamente
eficaz, porque al “expulsado” no le sirve de lección, no sólo por lo humillante
sino por la crueldad de ignorar su situación sentimental, moral, de enamorado
frustrado, sino que en vez de ponerse al día, a trabajar más para recuperar el
tiempo perdido, experimenta un vivo rechazo a la escuela y le hace reflexionar
sobre las crueldades y actitudes de “nada nos vale ni nos importan las consecuencias
de los actos del expulsado.” Esta reflexión cínica de una maestra, de que el
ostracismo, para aquellos expulsados que no tienen interés en el estudio, supone,
al menos, un respiro para muchas clases, maestros y “buenos” alumnos, resulta
escalofriante por su cruda crueldad. “Me dan mucha pena los chicos que ven
mermada su enseñanza por la atención de los casos de estos delincuentes”.
Tales expresiones polarizadas me llevaron a hacer una encuesta entre
algunos alumnos preparatorianos, y cuyo extracto cito, a continuación[1]:
1. Además, la
expulsión pretende hacer partícipes a los padres en la educación de su hijo:
trasladarles que los actos de éste no son algo que se queda y resuelve en el
instituto, dice otro maestro de la UVM, Y POR EL CONTRARIO, YO HE ACUDIDO A LA
ESCUELA A BUSCAR APOYOS, COMPRENSIÓN Y SOLUCIONES, a pesar de que soy un adulto mayor y que no
gozo de plena salud.
2. En primer lugar, indico que usaré el término persona,
porque me parece más apropiado que el de alumno, puesto que en la Unviersidad,
ocurren dos cosas: nos formaremos en lo que es nuestra “vida académica”,
nuestros conocimientos, pero más importante es el hecho de que empezamos a
formarnos como personas.
He ledo que la educación de una persona depende de los profesores y de la familia. Esto realmente es mucho más amplio, puesto que la educación de una persona, depende también de las amistades, los medios de comunicación… el entorno en general.
Pero a lo que vamos como ya he dicho es a analizar si una expulsión puede llegar a ser necesaria en la formación de una persona. Y eso es lo que pierde el expulsado: amigos, personas que le agradan y le ayudan y maestros que le han ayudado durante los cursos.
Creo que cuando un alumno comete una falta hay muchísimos factores a tener en cuenta. Por ejemplo, como han dicho antes que yo, hay alumnos y alumnos. También pierde la oportunidad de seguir estudiando porque no es tan fácil saltar de una escuela y lograr inscribirse en otra. Estoy en contra de la expulsión, Creo que se les pasó la mano con Tom…
He ledo que la educación de una persona depende de los profesores y de la familia. Esto realmente es mucho más amplio, puesto que la educación de una persona, depende también de las amistades, los medios de comunicación… el entorno en general.
Pero a lo que vamos como ya he dicho es a analizar si una expulsión puede llegar a ser necesaria en la formación de una persona. Y eso es lo que pierde el expulsado: amigos, personas que le agradan y le ayudan y maestros que le han ayudado durante los cursos.
Creo que cuando un alumno comete una falta hay muchísimos factores a tener en cuenta. Por ejemplo, como han dicho antes que yo, hay alumnos y alumnos. También pierde la oportunidad de seguir estudiando porque no es tan fácil saltar de una escuela y lograr inscribirse en otra. Estoy en contra de la expulsión, Creo que se les pasó la mano con Tom…
- Cuando
un alumno comete una falta, desde mi punto de vista, hay que tratar la
situación, de una forma u otra, pero nunca con una expulsión, puesto que
eso, de cara a la persona responsable de esa expulsión, no es otra cosa
sino “escurrir el bulto” y lavarse las manos de cara a lo que supone la
educación de esa persona.
Lamentablemente, un triste caso cierto es que hoy en día, muchos profesores, maestros, educadores (Llámenlo como quieran), solo se ven como un simple funcionario más, que tras su jornada, vuelve a casa y se olvidan del expulsado y, maestros, eviten caer en esa irresponsabilidad, porque jamás en esta vida he visto que darle la espalda a un problema sea la solución.
Que nadie se llame a engaño. Cuando se comete una falta, hay que asumir las consecuencias. Pero ojo con las consecuencias. Hay que tener en cuenta lo que ese alumno, esa persona en particular, y por supuesto, tener en cuenta en qué grado esa persona puede estar pagando las consecuencias. Porque sé, que en el caso de Thomas, su padre quisiera meterlo en una escuela militarizada pero resulta que no hay correspondencia entre los estudios que se llevan a cabo aquí en la UVM, y los de ese instituto. Y, en todo caso, LO ESTÁN HACIEDNO PERDER TODO UN AÑO DE BACHILLERATO, con la mano en la cintura.
Por supuesto no estoy diciendo que un profesor tenga que encargarse de decidir cómo tiene que pagar un alumno un error cometido. Pero hay algo claro y es lo siguiente: CUANDO UNA PERSONA SE CAE, HAY QUE AYUDARLA A LEVANTARSE, Y POR SUPUESTO, NUNCA ECHARLE MÁS PESO ENCIMA, porque si no, esa persona podría no levantarse nunca.
Por último, creo que la idea de psicólogos en los institutos es muy
buena, de cara como ya he dicho a AYUDAR a un alumno que ha cometido un error
para que pueda seguir adelante, y nunca dejar que una persona se hunda.
No pretendo aludir a nadie, simplemente quiero que vean, que debemos
tener la cabeza en nuestro sitio y AYUDAR a esos alumnos que lo necesitan.
Seamos capaces de echar una mano al que lo necesita y no de echarle peso
encima. Así, conseguiremos ser mejores personas, dormir en paz cada noche, y
además conseguiremos algo por lo que luchan los gobiernos: una educación mejor
para las personas que nos suceden, pero que aparte de ser buena en materias y
contenidos, ayude a esas personas a ser un poquito mejores.
- Creo que en nombre del “derecho ideal a la educación” de unos pocos
se hace un daño tremendo e irreparable al “derecho real a la educación” la
gran mayoría. Soy partidario de la expulsión. Cuando se
expulsa a un alumno se le está enseñando algo importantísimo, algo básico
que sus compañeros ya saben: “El que no cumple unas normas mínimas de
convivencia dentro de una sociedad es apartado de ella.”
---La idea es muy sencilla pero los alumnos expulsados no la conocen. Los maleducaríamos si no somos capaces de enseñarles ni siquiera esto. La expulsión es la mejor manera de hacerlo. Y que vean cómo se las ingenian para salir del bache. Que el padre sea octagenario y no pueda educarlo bien, pues ni modos…
- Eso que tienen algunos
maestros de pensar que en la clase
comienza la educación y cuando se termina se ha acabado, desde mi punto de
vista es erróneo. Quizás deberíamos pensar los profesores antes de actuar
que al alumno al que regañamos o expulsamos, por un momento, podría ser
nuestro hijo. Muchas cosas cambiarían, muchos modos de relacionarnos con
los alumnos, puesto que como todos sabemos el amor mueve montañas y qué
pena que los profesores no nos demos cuenta de ello. En el caso de su
hijo, pues el amor movió una montaña de regaños, llamadas de atención y
unos severísimos castigos. También es cierto que la educación está como
está, existen muchos profesionales que no tienen amor por lo que hacen y
olvidan que la emoción positiva es el inicio de la necesidad de aprender.
Si generamos emociones negativas expulsando al alumno, ¿qué va a querer
aprender?.
Y para terminar haría una última reflexión: el profesor en el ejercicio de su labor profesional no debe olvidar que ante todo tiene vocación de servicio y debe darse y vaciarse por los alumnos llegando a todos, conociendo su corazón, sólo así va a existir emoción. No debe discriminar ni etiquetar a los alumnos como buenos y malos. Todos deberían llegar a ser excelentes. - Por cada alumno expulsado debería
expulsarse a un diputado
- Los profesores están para sancionar
y nunca para privar de un derecho que tienen los alumnos: la expulsión no es la razón para
corregir hay otros modos…
también hay que ponerse en los zapatos del alumno son educadores no verdugos. - Me uno a los que no están de acuerdo con los
procedimientos irregulares de las expulsiones…durante 20 años he trabajado
de docente… y jamás he tenido ésta necesidad incoherente, que solo
demuestra que no sabemos gestionar las situaciones que nos están
presentando, las necesidades, los intereses de los estudiantes…recuerden
que tanto los hospitales, las iglesias y las escuelas se destinan hacia
los necesitados, hacia los enfermos, hacia los pecadores…NO TENEMOS ESE
DERECHO…comparto que la tecnología no mejorará nuestro nivel de formación…
hoy más que nunca tenemos que procurar cultivar muchos más los valores de
la convivencia, del amor, del respeto, de la tolerancia, de la paciencia
iniciando especialmente por una enorme cantidad de docentes, que lo único
que les interesa es tener estatuas en los salones de clases y trasladar de
un clic la información en los estudiantes…vaya rollo el que tenemos en
manos…¿quieres estudiar la carrera del Magisterio?… prepárate mucho,
psicológica, emocional, humana y académicamente… hoy en día campean muchos
solo en la última…bueno es lo que tenemos. Termino diciendo no a las
EXPULSIONES O SUSPENCIONES, como algunos la maquillan.[2]
- Soy madre y abogada: por esa doble condición tengo
bien presente que el derecho a la educación, como derecho fundamental que
es solo puede ser regulado por ley, y que por tanto, la medida de
expulsión sólo puede ser adoptada dentro del marco de un expediente
sancionador y por los motivos que en la propia legislación vigente se
detallan sin que la universidad , ni mucho menos los profesores, puedan
adoptar esa medida – que es sancionadora y en ningún caso educativa – de
espaldas a los procedimientos legalmente establecidos. los educadores que
argumentan que al que no respeta las normas de convivencia se le expulsa
de la sociedad, y que eso deben aprender los alumnos exhiben un talante
totalitario preocupante y anacrónico, y además desconocen lo que es
educar. Espero que los profesores de mis hijos no opinen igual….tal vez
los expulsados del sistema educativo, siguiendo su propia argumentación, deberían
ser ellos.[3]
- En fin todas las personas expulsadas, no nada más en
la escuela si no en sociedad, ya sea por status social u otra cosa, están
fregadas.. En pocas palabras es cierto no hay malos alumnos porque hay
malos maestros, pero ¿por qué esta ahí ese mal maestro?--. por qué otro qué está peor, lo puso a
dizque enseñar y a dictar puras
medidas absurdas e injustas., Los pobres muchachos salen de la escuela
para entrar a un mundo que les es ajeno, porque no están preparados para
trabajar por falta de conocimiento que les niegan en la uni. Ya la pagarán
con Dios.
- No estoy de acuerdo con la expulsion del alumno del
plantel educativo ya que, definitivamente
le causan un daño más grave aún . Esto se debe a que el alumno
conciente de sus actos se arrepíente,
pero ya es muy tarde y claro después pasan los días en su casa sin
hacer nada y se siente muy humillado por la expulsión y no le será fácil
obtener buenos trabajos aunque se haya arrepentido . Por lo contrario lo
empujan hacia la trampa nuevamente y claro el exalumno cae nuevamente pero
ahora ya no tendrá ayuda para salir de este enredo .
Y los encargados de educarlos se quitan los problemas de las manos siendo que su deber era ayudarlo psicológica y pedagógicamente. - Esto es denigrante! ¿Qué queremos enseñarles a
nuestros hijos? El poder lo resuelve todo tapando sus “asuntillos”,
mientras que un adolescente arrepentido merece la máxima sanción de aqui a
la eternidad…
- Hay que tener en cuenta que la expulsión de un
alumno deriva de una cadena de sucesos… por el ejemplo un estudiante para
ser expulsado primero debería de haber pasado por lo menos por cuatro
advertencias, la primera hablar personalmente con tal alumno, segundo,
comunicar a los padres las faltas del adolescente; si no logra corregirse
la escuela procede a sancionar mediante una suspensión de sus labores
escolares de 1 a tres días, si el estudiante reincide en sus faltas se
suspende por 4 a 8 días; por último, a pesar de que el estudiante y los padres
han sido citados y luego de haber hablado con ellos el estudiante no se apega a las normas
establecidas por el reglamento interno y avaladas por el Ministerio de
Educación entonces recién el alumno es expulsado del centro escolar.. Pero,
recuerde que esto sucede en otro país, muy distinto al suyo… Ahora si la
falta es demasiado grave, el alumno es expulsado definitivamente. pero
esos son casos especiales, tal como portar armas, agredir físicamente a
sus compañeros o profesores, etc. Hechos delictivos que conlleven
automáticamente a la separación de los estudiantes en forma definitiva.
- Ni me pregunte: SOY UNA MADRE INDIGNADA CON LA EDUCACION EN ESTE
PAIS.
- La expulsión no es educar, claro que no, se educa a
los alumnos que merecen ser educados, la expulsión elimina a los alumnos
no deseados, y debe ser usada solo como último de los recursos ya que
antes de la expulsión debe analizarse si el alumno puede ser reconvenido y
que logre seguir por el camino de aprendizaje.
- La verdad es una estupidez expulsar a un alumno de
una institución ¿porque? Porque todos creen que exultando hasta la máxima
penalización , la odiosa expulsión,
algo que era como un simple castigo, hacen mucho bien al pobre
estudiante.-..pero NO! No sirve de nada expulsar a un alumno que es
“problemático” porque se supone que para eso es la escuela: para poder
regularizarlo; no sirve de nada que lo expulsen porque será peor no harán
nada en todo el día, todos los días, y, sí, no aprenderán nada, pero en
fin eso es lo que pensamos muchos de nosotros. Já Mostrar un gran
alegría, no caber en sí de gozo: EXULTAR
EN EXpulsar, somos grandes, poderosos, somos
LA Autoridad, ja, ja… [4]
17.
Es indignarte de que en pleno siglo XXI tome decisiones
personales arbitrarias el director para poder expulsar a los alumno de la
institución. Los directores están capacitados para poder resolver problemas y
no para generar problemas; con esta actitud que le encanta expulsar a alumnos
genera en la sociedad que los estudiantes se dediquen a otras actitudes
negativas cuando debe buscar estrategias de cómo cambiar actitudes negativas de
los estudiantes, haciendo charlas con especialistas de la salud y otras que
puedan ayudar a los estudiantes a solucionar estos problema. El director será mas competente cuando
solucione problemas como profesional; pero lamentablemente el director cree que
así como actúa es el mejor doctor.
- Le
contaré mi caso: el año pasado fui
expulsada por llevar sustancias alcohólicas a la escuela; .eso fue en la
última semana de clases. Yo no
quería irme de la institución, entonces hablé con mi mamá para que fuera
con la máxima autoridad de la institución. Estuve expulsada, todo el mes y para que
me volvieran aceptar llevé una carta donde afirmé que me comprometía a
tener una buena conducta y mejorar la parte del rendimiento académico. Después de insistir, me aceptaron, pero con condiciones. A mitad de año me
tuve que salir ya que en mi país el que reprueba en los dos primeros
parciales tiene que salir de la institución y recuperarse en la
“escuelita”. Escuelita es para todos aquellos que reprueban y se tiene que
ir todo el año para recuperarse, pero en la “escuelita” no se aprende de
la misma manera que en la Universidad. Entonces también me salí. Pero hablé con
mi mamá y le dije que iba a repetir el año. Entonces, fui al colegio para
PRE-matricularme pero resulta que dijeron que no me iban a aceptar por qué
me dieron una oportunidad y no la aproveché. Sí, fallé en la parte
académica pero les demostré que mi disciplina mejoró mucho. Según me
dicen, privar a un joven de la educación escolar, en Preparatoria, es un
delito y precisamente, es lo que me está haciendo esa mala institución.
- Este pais no avanzarà nunca con
profesores quejicas sin paciencia y llorones, con poca motivación que solo
quieren chicos- estatuas . Nunca se ponen en el lugar del adolescente y
abusan de su autoridad.
- no estoy de acuerdo con la
expulsión, eso no es educar es desentenderse del problema. Gran parte de
los profesores de hoy en día dejan mucho que desear y no son educadores:
son funcionarios a quienes les
importa un pepino los alumnos. Sólo van a pasar el mes regaladamente, no
quieren tener problemas: los EXPULSAN! …y a cobrar. Es de vergüenza los
profesionales de la educación que tenemos en España. ASI VA LA EDUCACION
EN ESTE PAIS.
[1] No
pongo comillas porque he intentado esclarecer y corregir algunos errores
sintácticos o de expresión oral. No pongo nombres, aunque muchos mensajes están
firmados y contienen dirección y teléfonos. Los datos resultan fidedignos por
la diversidad de estilos y la exposición
de los casos individuales.
[4] Sic, tal cual en mi correo electrónico.
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